A los que aman a Dios todas cosas les sale bien (Romanos 8:28) – Bosquejo Bíblico

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” (Romanos 8:28)

Introducción

El apóstol Pablo nunca se anduvo con rodeos al dar a conocer las escrituras, él siempre fue claro y directo predicando el evangelio y la carta que escribió a los Romanos no era la excepción, está carta es probablemente considerada una de sus obras maestras, en ella el apóstol da a conocer que la salvación es ofrecida a través del evangelio de Jesucristo.

En esta carta, podemos resaltar muchos datos importantes, como, acción de gracias, la salvación de Cristo, la justicia de Dios, la condenación y la justificación, pero hay un versículo que nos llama mucho la atención y es uno de los más usados, citados y memorizados por el pueblo cristiano: el versículo 28 del capítulo 8

Los versículos anteriores nos muestran que, en nuestras angustias, el Espíritu Santo acude a ayudarnos, cuando no sabemos que pedir, el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu.

Aspectos esenciales sobre el amor hacia Dios (Romanos 8:28)

  1. Dios dispone todas las cosas para nuestro bien. «Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien…» (Romanos 8:28a).
  2. Fuimos escogidos y llamados por Dios desde antes de la fundación del mundo. «…esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.» (Romanos 8:28b).

Conclusión

“A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien”, esta afirmación cobra sentido cuando entendemos la importancia de amar a Dios. Aquellos que aman a Dios, serán bendecidos con cosas buenas y todo les saldrá muy bien. El resultado de cada situación que se nos presente en la vida será bueno si amamos a Dios.

Dios nos escogió, nos llamó y tiene un propósito para cada uno de nosotros. El propósito de Dios siempre bueno, es ese gran amor que nos sostiene en medio de las dificultades y permanece por siempre.

No importa si llegan angustias o enemigos a nuestra vida porque no tenemos que hacerles frente solos. El Señor está con nosotros y él nunca nos abandonará.