Dios escucha el clamor y la angustia de Ana (1 Samuel 1) – Bosquejo Bíblico

Introducción

En Efraín había un hombre llamado Elcaná, que tenía dos esposas, una se llamaba Ana y la otra Penina, esta tenía hijos, pero Ana no tenía ninguno.

Cada año Elcaná y su familia iban a Siló para ofrecer sacrificio, él se encargaba de proveer, su parte a cada una de sus esposas, pero Penina al recibir la parte de sus hijos, se burlaba de Ana, por ser estéril. Esto sucedía cada año. «Penina, su rival, solía atormentarla para que se enojara, ya que el Señor la había hecho estéril.» (1 Samuel 1:6)

Cierto día en Siló, cansada de su situación, Ana se levantó después de la comida y con gran angustia se postró para orar al Señor, pidiéndole que le dé un hijo, haciendo el voto de que si le concedía un hijo, ella lo entregaría al señor para toda la vida: «Entonces hizo este voto: «Señor Todopoderoso, si te dignas mirar la desdicha de esta sierva tuya, y si en vez de olvidarme te acuerdas de mí y me concedes un hijo varón, yo te lo entregaré para toda su vida, y nunca se le cortará el cabello». (1 Samuel 1:11)

Al día siguiente se levantaron de madrugaron y, después de adorar al Señor, volvieron a su casa en Ramá. Esa misma noche Elcaná paso la noche a su esposa Ana, y el Señor se acordó de ella. «Ana concibió y, pasado un año, dio a luz un hijo y le puso por nombre Samuel, pues dijo: «Al Señor se lo pedí». (1 Samuel 1:20)

Aspectos esenciales sobre la poderosa oración de Ana 1 Samuel 1

  1. Las preocupaciones crean en nosotros tristeza y tribulación. «…yo soy una mujer atribulada de espíritu…» (1 Samuel 1: 15).
  2. Debemos entregar a Dios todas nuestras preocupaciones y confiar en el. «ella con amargura de alma oró a Jehová, …» (1 Samuel 1:10).
  3. Después de poner en sus manos nuestras preocupaciones debemos de confiar en él. «…Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste.» (1 Samuel 1:18).
  4. Dios escucha nuestro su clamor, y nos responde. «Aconteció que, al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo…» (1 Samuel 1:20).
  5. Al igual que Dios debemos también debemos de cumplir nuestras promesas. «Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová.» (1 Samuel 1:28).

Conclusión

Dios escucha nuestro clamor y responde nuestras oraciones. Así como sucedió con Ana, ella no miro las circunstancias, ni lo imposible de la situación, ella sólo miro a Dios y su poder. Cada uno de nosotros esta luchado su propia batalla.

Sólo tenemos que levantar nuestra voz a Dios, confiando en que el escuchará nuestra voz. La oración de fe puede mucho, Dios contesta las oraciones con propósitos mostrando su fidelidad hacia su pueblo.