Dios perdonó nuestra maldad y no se acuerda de nuestros pecados (Jeremías 31:34) – Sermón Bíblico

«Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado» (Jeremías 31:34).

El profeta Jeremías dice que Dios hizo un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Juda, pero él recalcó que este nuevo pacto no es como el que hizo Dios con sus padres, en el cual él fue traicionado, en este nuevo pacto Dios pondrá su ley en sus mentes y lo escribirá en sus corazones: «Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.» (Jeremías 31:33).

También dice que Dios se dará a conocer a todos, desde el más pequeño al más grande. Y culmina con la declaración más importante que nos hizo Dios, él perdonará nuestra maldad y no se acordará más de nuestro pecado: «…dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.» (Jeremías 31:34).

Dios en su infinito amor, nos perdonó todo y lo mejor de ese perdón es que él no se acordará de nuestro pecados nunca más. Al acercarnos a Dios automáticamente somos perdonados, no necesitamos hacer nada más, pues Jesús ya lo hizo. Nos acercamos a Dios justificados por Jesús, él se entregó a la cruz para limpiar nuestros pecados. Él plan de Dios era ese, el que Jesús nos redimiera.

Dios es su gracias nos dio el regalo de la salvación, esa salvación es una sola vez y para siempre. Él Dios de gracia nos amó, nos perdonó y nos justificó. Pero Dios no sólo perdona, Él también olvida. Dios prometió olvidar nuestros pecados, nos dijo que no se acordaría más de ellos.

Dios promete que no se acordará más de nuestros pecados. Pero ¿Dios puede olvidar? En la Biblia vemos que Dios es omnisciente, entonces como podemos esperar que un Dios omnisciente puede olvidar algo. Dios es omnisciente, pero también es un Dios fiel que cumple lo que promete: «Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió» (Hebreos 10:23)

Entonces con toda confianza acerquémonos a Dios. Es necesario que los hijos de Dios entiendan, que si le confesamos a Dios nuestros pecados y le pedimos que nos perdone, Él no sólo no sólo nos perdonará, sino que también él los olvidará. No importa si fueron grande o pequeños, él nunca más los tomará en cuenta «…dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado» (Jeremías 31:34).

Deja de castigarte por algo que has hecho en el pasado, porque no es bueno recordar algo malo que hicimos en el pasado, que Dios ya ha olvidado. Concentrémonos en nuestro presente, en las cosas buenas que traen edificación. Como diría Pablo, pelea la buena batalla a la cual fuiste llamado: «Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos» (1 Timoteo 6:12).