Cuando el Señor le dijo a Abraham que estaba a punto de juzgar a la inicua Sodoma, Abraham estaba profundamente preocupado. No cuestionó el derecho del Señor a juzgar a los malvados. Le preocupaba que los justos sufrieran un destino inmerecido junto con ellos.
La preocupación de Abraham lo movió a suplicar a Dios. Esta es la primera oración de intercesión registrada en la Biblia y nos enseña dos lecciones importantes.
Primero, Abraham estaba un poco temeroso de sobrepasarse al hacer peticiones repetidas. A veces podemos sentir que nuestras repetidas súplicas por los demás pueden de alguna manera “molestar” al Señor. La receptividad del Señor a Abraham muestra que Él no solo está dispuesto a escuchar, sino que también responderá a nuestras oraciones de intercesión.
En segundo lugar, el temor de Abraham se debió a un malentendido de Dios. A Abraham le preocupaba que Dios pudiera realmente «barrer» la ciudad «y no perdonar» a los justos en ella. Abraham redujo gradualmente el número por el que pensaba que la ciudad debería salvarse de 50 a 10. Abraham la dejó en 10. Pero a medida que la historia continúa en el capítulo 19, aprendemos que solo había una persona que podría ser considerada incluso ligeramente buena en las ciudades, y Dios trajo a esa persona a un lugar seguro. ¡Incluso perdonó a las 2 hijas indignas de Lot!
El error de Abraham fue pensar que posiblemente él podría preocuparse más por otras personas que Dios. Abraham finalmente estaba dispuesto a ver morir a nueve justos para que los malvados pudieran ser castigados. Pero Dios no estaba dispuesto a ver ni siquiera a uno sufrir injustamente.
Cuando oramos por los demás, recordemos que Dios se preocupa por ellos mucho más de lo que nosotros podemos. Podemos suplicar por los demás sin temor a cansar a Dios. Dios hará todo lo posible para responder a nuestras oraciones de intercesión.
Aplicación personal
Pídale a Dios que lo cargue para orar por otros con alguna necesidad especial.
Cita
«Dios no creó al primer ser humano porque necesitaba compañía, sino porque quería a alguien a quien pudiera mostrar su generosidad y amor». Ireneo