El ministerio de sanación y salvación de Jesús (Marcos 10:46-52) – Estudio Bíblico

 El ministerio de sanación y salvación de Jesús

UNA NIÑA CRIADA Y UNA MUJER CURADA.

Lucas 8:40-56.

En este pasaje tenemos dos relatos entrelazados entre sí: la curación de la mujer con flujo de sangre y la resurrección de una niña de doce años.

Hay tres palabras griegas diferentes que se usan en relación con la curación de la mujer con flujo de sangre. Lucas observa en primer lugar que ella había “gastado todo su sustento en médicos y no podía ser curada por ninguno” (Lucas 8:43). En efecto: “¡no había terapia para ella!”

Entonces ella toca el manto de Jesús, y el flujo de sangre se detiene. Llamada a rendir cuentas, declara a Jesús, en presencia de todo el pueblo, “por qué le había tocado, y cómo fue sanada al instante” (Lc 8,47). Admitió cómo se curó su enfermedad.

Lo que Jesús le dijo entonces va más allá de la terapia y la cura a la necesidad más profunda de la persona completa: “Tu fe te ha salvado” (Lucas 8:48). Esta es la sanación de salvación para toda la persona.

Mientras Jesús se había demorado para sanar a la mujer, el niño había muerto. Su respuesta a los portadores de esta noticia fue asombrosa: “No temáis; creed solamente, y ella será salva” (Lucas 8:50).

Aquí la totalidad y la sanación van más allá de lo físico hacia los reinos de la vida y la muerte. Nuestra carne puede morir, pero nosotros también resucitaremos. Hay un aspecto de ‘todavía no’ de nuestra salvación total que incluye nuestra resurrección. La aparente inevitabilidad de la muerte no nos pone más allá del ministerio de sanación y salvación de Jesús.