Wesley fue un organizador brillante cuya influencia sobre sus seguidores fue tan grande que el historiador J. H. Plumb afirmó que Wesley podría haber liderado con éxito una revolución si no hubiera estado tan aferrado al statu quo político. ¿Cuáles fueron sus secretos de organización?
Primero, Wesley enfatizó el cristianismo práctico, uno que siempre se estaba demostrando en las acciones de una persona en el mundo. Vecinos y amigos pudieron ver los intentos de sus seguidores de vivir la vida cristiana. Dado que para Wesley todo hombre podía recibir la gracia de ser bueno, realmente no había una excusa aceptable para ser malo. Además, aunque el hombre no pudo alcanzar la perfección de Jesús, sin embargo, pudo esforzarse hacia la perfección en un estado de santidad por el proceso de santificación. Todos los cristianos estaban obligados a seguir el modelo ideal de la gracia, que era su cumplimiento.
En segundo lugar, Wesley formuló una organización eclesiástica práctica que funcionó en muchos niveles, desde el individuo arrepentido hasta la clase, la sociedad, la conferencia y la iglesia (o en los primeros días al mismo Wesley). Wesley hizo hincapié en la participación de los laicos en cada nivel, y distinguió a sus trabajadores de acuerdo con sus dones como exhortadores, predicadores laicos, mayordomos, etc. Proporcionó lo que pudo haber sido para otras iglesias una estructura jerárquica estática, pero para él fue dinámica en la circulación de predicadores, que siempre estaban en movimiento y en las reuniones de clases y sociedades, que evaluaban constantemente, tanto individual como colectivamente, sus vidas cristianas.
En tercer lugar, Wesley proporcionó en sí mismo un ejemplo impecable de cristianismo práctico y el espíritu de organización dinámica sin confundirse con la fuente de su poder e influencia, que era nuestro Señor Jesucristo. Todo lo que Wesley hizo fue por él.