El siervo escogido de Dios (Mateo 12:15-19) – Bosquejo Bíblico

Introducción

En los versículos anteriores leemos sobre el pequeño encuentro que tuvo Jesús con los fariseos. Estos celosos de las enseñanzas de Jesús, quisieron echarle una trampa, haciéndole una pregunta: «¿Es lícito sanar en el día de reposo?.» (Mateo 12:18).

En respuesta a esta demostración de compasión, poder y sabiduría, los fariseos, debido a sus corazones endurecidos, no respondieron en adoración reverente y sumisión sino en rechazo endurecido y asesino, planearon en secreto para destruirlo. Más Jesús se apartó de ahí, conociendo sus intenciones.

Y le siguió mucha gente, y sanaba a todos: Jesús hizo lo que pudo para escapar de las multitudes, pero las multitudes simplemente lo siguieron. Sin embargo, Él respondió con compasión y sanaba a todos.

He aquí mi siervo, a quien he escogido.

Aspectos esenciales sobre el siervo escogido de Dios (Mateo 12:15-21)

  1. Fue el siervo perfecto. Esta declaración muestra el carácter compasivo, amoroso y dócil de Jesús. Un siervo que hará toda la voluntad de su amo. «He aquí mi siervo, a quien he escogido…» (Mateo 12:18).
  2. El siervo amado, reconocido por Dios, elevado por Dios. «…Mi Amado, en quien se agrada mi alma…» (Mateo 12:18).
  3. El siervo que fue envestido de poder, para realizar la voluntad del padre. «…Pondré mi Espíritu sobre él…» (Mateo 12:18).
  4. El siervo humilde, compasivo, que no contiende, hará la voluntad. «…No contenderá, ni voceará…» (Mateo 12:18).

Conclusión

Jesús el siervo, es un ejemplo para nosotros como siervos, pero Él es mucho más que eso. Él es nuestro siervo. Él nos sirve a nosotros; no solamente por lo que hizo en el pasado, sino que también nos sirve todos los días por medio de su amor constante, cuidado, dirección e intercesión. Jesús no dejó de servir cuando se fue al cielo; Él sirve a su pueblo más efectivamente que nunca desde el cielo.

No contenderá, ni voceará, ni nadie oirá en las calles su voz. Jesús no abrió su camino con una personalidad imponente y ruidosa, o una plática abrumadora. Jesús hizo una impresión en otros por medio del Espíritu de Dios sobre Él.