En la ley de Jehová está su delicia y en ella medita día y noche (Salmo 1:1-2) – Sermón Bíblico

«Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia y en su ley medita de día y de noche. (Salmo 1:1-2)

El varón justo es considerado bienaventurado por andar en el camino correcto, meditando​ y practicando los mandatos de Dios y que se aleja de una serie de conductas propias del pecado; por el contrario, el impío, quien sigue su propio consejo, más no, los mandamientos de Dios, caminando en sendas erradas, que a la larga lo llevan a la perdición.

El varón justo es con un árbol plantado en la rivera de un rio y da frutos a su tiempo, pero el impío es como el tamo, frágil, que arrebata el viento.

En el camino del justo, seremos bienaventurados, guiados por Dios, meditando y practicando sus mandamientos, más en el camino del impío, seguiremos nuestros propios consejos, nadie nos dirá que hacer, nos deleitaremos en el pecado, disfrutando de todos los placeres carnales de este mundo.

David en este primer salmo, nos muestra la diferencia que existe entre la vida de un hombre justo y un hombre impío, él nos dice que el justo es bienaventurado y es bendecido en todos sus caminos, pero el impío que vive de acuerdo a las reglas del pecado, su fin será la muerte.

Dios nos da la suficiente libertad y sabiduría para poder elegir entre ellos, pero su palabra también nos dice que Jesús nos ayudará a elegir el camino correcto: «Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan» (Mateo 7:13-14).

Hay un solo camino que te llevará a la vida eterna y ese camino es a través de Jesucristo: «Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en el que podamos ser salvos» (Hechos 4:12).