«Cuando El entró en Jerusalén, toda la ciudad se agitó, y decían: ¿Quién es éste? y las multitudes contestaban: Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea» (Mateo 21.10-11)
Jesús se encontraba como de costumbre enseñando a las personas, hasta que un grupo de judíos comenzó a cuestionar sus palabras, estos decían, esté, está endemoniado por eso dice estás cosas, pero Jesús respondió: «… Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros me deshonráis.» (Juan 8:56).
Continuó diciendo, el que guarda mi palabra nunca morirá; pero los judíos dijeron: «…Ahora conocemos que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas; y tú dices: El que guarda mi palabra, nunca sufrirá muerte. ¿Eres tú acaso mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió? ¡Y los profetas murieron! ¿Quién te haces a ti mismo?.» (Juan 8:52-53).
Respondió Jesús: «Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.» (Juan 8:56). En su prisa por reaccionar, no estaban prestando atención a lo que Jesús dijo, por lo que concluyeron: «Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?.» (Juan 8:57).
Jesús hizo una de las declaraciones más polémicas sobre su deidad, Jesús afirmaba haber existido antes de que naciera Abraham: “De cierto, de cierto os digo, antes que Abraham naciera, yo soy” (Juan 8:58).
¿Entonces quién es Jesucristo?
Cuando Jesús usó el nombre “yo soy”, en realidad estaba usando el nombre divino por el cual el Dios de Israel se había revelado a Moisés en la zarza ardiente (Éxodo 3: 13-14). “YO SOY” es el nombre de Dios que Jesús toma para Sí mismo. Los judíos que escuchaban a Jesús inmediatamente reconocieron su afirmación de ser Dios, los líderes judíos sabían lo que Jesús estaba diciendo, entendieron claramente su discurso debido a que eran tan inferiores, tomaron piedras para matarlo por blasfemia.
Todo lo que Jesús enseñó al referirse al Antiguo Testamento se relaciona indirectamente con su afirmación de ser divino, deja bastante clara esta afirmación de Jesús.