Epitafio de Moisés (Deuteronomio 34) – Sermón Bíblico

Uno de los privilegios inusuales que he tenido es el de ser capellán de mi familia. Aunque fui ordenado, no he sido pastor de una iglesia. Así que la mayoría de las bodas que he realizado y todos los funerales han sido para la familia.

Hasta la fecha he enterrado a mi madre, a mi padre, a una madrastra, a un tío y a una tía. Cada vez que pienso en sus vidas, he encontrado algo que hizo a esa persona especial. Cada uno de mis familiares era muy diferente a los demás. Pero en cada vida Dios había hecho algo hermoso. Algo para recordar que lo honró e hizo más preciado el recuerdo de nuestro ser querido.

Luego, después de la muerte de Moisés, un editor desconocido agregó un epitafio. Describió las palabras que Dios le habló a Moisés (vv. 1-4) y el dolor que sintió Israel (vv. 5-8). Añadió una palabra sobre Josué para mostrar que la vida continúa (v. 9). Y luego concluyó con un epitafio destinado a mostrar qué tenía de especial Moisés. “Desde entonces, ningún profeta se ha levantado en Israel como Moisés, a quien el Señor conoció cara a cara, el cual hizo todas las señales y maravillas que el Señor le envió a hacer en Egipto” (vs. 10-11).

Moisés era especial. Y se merecía este epitafio, así como nuestro gran respeto. Pero lo que más me conmueve ha sido darme cuenta, uno a uno, de los miembros de mi propia familia que mueren, que cada uno de nosotros es especial.

Cuando Dios entra en una vida, toma al menos un rasgo nuestro y nos hace hermosos.

Aplicación personal

¿Qué rasgo suyo recordarán los miembros de su familia con mayor gozo?

Cita

“Disfruta tu vida sin compararla con la de los demás”. – Marques De Condorcet