Estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida (Mateo 7:13-14) – Sermón Bíblico

«Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución» (2 Timoteo 3:12).

Seguir a cristo no es nada fácil, es un camino muy difícil. Los apóstoles y los primeros cristianos sufrieron muchas adversidades, incluso algunos sufrieron la muerte por causa de Jesús. Seguir a Jesús nunca fue fácil.

Jesús comparó la vida cristiana con una vía estre­cha, difícil de seguirla, donde pocos se animan a seguirla: «Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan» (Mateo 7:13-14)

En los tiempos actuales en los que vivimos, tampoco es fácil seguirlo. Igual que los primeros cristianos, nosotros también tenemos problemas por causa de Cristo. Cuando alguien llega a los pies de Cristo, recién empiezan los problemas para su vida, vienen las luchas, las presiones y los ataques del enemigo. Sigue siendo estrecho el camino que nos lleva a Dios.

Y es ahí donde tenemos que empezar a confiar más en Dios y estar agradecidos, pues él tiene un propósito en nuestra vida. Dios nos dice que él estará con nosotros: «Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides» (Deuteronomio 31:8)

En medio de nuestras luchas y adversidades, Jesús no llama a confiar en él, él está dispuesto a recibirnos y llevarnos de la mano. Si le pedimos ayuda en oración, él está ahí, a nuestro lado, nunca se movió, tampoco nos dio la espalda. Podemos acercarnos confiadamente. Cuando las cosas se pongas difíciles, él puede ser nuestra fortaleza y nuestro amparo: «Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones» (Salmo 46:1)

«Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna» (Marcos 10:29-30)