Introducción
Pablo, exhorta una vez más a los hermanos de la iglesia de Roma, les dice que ya se dejen de tonterías y que empiecen a vivir en el espíritu. Él les hace entender que, como ya fueron salvados de la condenación por el espíritu de vida en Jesús, ya no pueden estar andando en el pecado.
Y si fueron liberados del yugo de la esclavitud, ya no hay condenación para los que están en Cristo, los que ya no andan en la carne sino en el Espíritu: «Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al espíritu…» (Romanos 6:20).
Aspectos esenciales sobre la nueva vida en Cristo Romanos 8:12-14
- Somos deudores, Dios pagó un alto precio para que tengamos vida eterna. «Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne.» (Romanos 8:12).
- El espíritu nos da poder para hacer morir las obras de la carne, «Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; más si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.» (Romanos 6:20).
- Fuimos justificados por Dios, ya no hay condenación para nosotros. «Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al espíritu…» (Romanos 6:20).
Conclusión
Ya no tenemos motivos para que caminemos en el pecado de la carne porque fuimos renovados por el Espíritu de la luz de Cristo. Estamos llamados por la renovación de nuestros cuerpos a vivir en el Espíritu de Cristo, quien nos limpio de todo pecado y nos ha hecho nuevas criaturas.
Las cosas del espíritu nos dan vida y se manifiestan a través nos nuestros actos, así se ve si hemos recibido el Espíritu y si somos hijos de Dios. La Biblia nos dice que, si vivimos según la carne, no estamos con el Espíritu, pero si vivimos según el Espíritu, somos de él y él vive en nosotros.