Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza (Génesis 1:26-28) – Bosquejo Bíblico

Introducción

Dios entonces dijo: hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Esta construcción en plural suena como que Dios está hablando con alguien más, y así es, en ese momento la Trinidad se puso en acción.

El hombre es hijo de Dios, formado a la imagen divina e investido con divinos atributos. Así como Jesús es un hombre glorificado, y está sentado sobre su trono allá en los cielos. Si el velo se partiera hoy… si lo vieran hoy, lo verían en la forma de un hombre, así como ustedes se hallan en forma misma de hombre.

En el plan de Dios siempre estaba el crear al hombre, lo creo a su imagen y semejanza, no como una criatura más de la naturaleza, sino para que sea el señor sobre todo lo que está en las aguas y sobre la tierra.

Aspectos esenciales sobre la creación del hombre Génesis 1:26-28

  1. El hombre fue creado a imagen y conforme a la semejanza de Dios. formado a la imagen divina e investido con divinos atributos. «Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…» (Génesis 1:26).
  2. El hombre fue puesto sobre la tierra para que sea el señor sobre todo lo que está en las aguas, en el cielo y sobre la tierra. «y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.» (Génesis 1:26).
  3. El plan de Dios contemplaba que el hombre tenga decendencia y pueble toda la tierra. «Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread…» (Génesis 1:28).

Conclusión

La creación del hombre no fue por mera casualidad, Dios tenía un propósito muy particular para él. Él creo al hombre a su imagen, conforme a su semejanza, le dio un corazón y un espíritu; y la capacidad de discernir entre el bien y el mal, pero no depositó sobre él su esencia.

Dios lo puso sobre la naturaleza, como cabeza de todas las criaturas, le dijo que gobernará sobre todas las cosas que hay sobre la tierra, en los cielos y en los mares. La tierra y todas las cosas que en ella hay deben utilizarse responsablemente. Sólo somos mayordomos, no propietarios sobre esta tierra y algún día tendremos que rendir cuentas ante Dios por lo que hagamos con su creación.