Es uno de esos temas teológicos que a la gente le gusta debatir. ¿Puedes aceptar a Jesús como Salvador sin tomarlo a Él como Señor?
Un lado sostiene que todo lo que Dios requiere es la verdadera creencia de que Jesús murió por nuestros pecados. El otro lado argumenta que, dado que Jesús es el Señor, para creer verdaderamente en Él, uno debe aceptarlo como Salvador y Señor.
Construir una analogía con Levítico 9 nos ayuda a resolver la pregunta. Note la secuencia y el carácter de los sacrificios ofrecidos tanto por los sacerdotes como por el pueblo. Primero se sacrificó una ofrenda por el pecado. Este sacrificio fue para cubrir los pecados del oferente. Como dice repetidamente Levítico 4–5, la persona que se acerca a Dios debe traer esta ofrenda si quiere ser aceptada. A continuación, se sacrificó el holocausto. Este sacrificio simbolizaba el compromiso total del adorador con Dios y era una ofrenda voluntaria. Representa ese compromiso personal total que se espera de un cristiano que se compromete conscientemente con Jesús como Señor. En tercer lugar, se sacrificó la ofrenda de comunión. Esta ofrenda habla de la plenitud y la armonía interior que experimenta una persona que vive en íntima comunión con el Señor.
El patrón sugiere varias realidades para aplicar al debate sobre el señorío. Primero, debemos acercarnos a Dios a través de Jesús, nuestra ofrenda por el pecado. Creer en Él como Salvador es el fundamento de nuestra salvación. En segundo lugar, podemos, una vez salvos, entregarnos voluntariamente a Jesús como Señor. En tercer lugar, después de un compromiso total, experimentaremos la paz que Dios pone a disposición de los suyos.
Esta analogía parece estar del lado de aquellos que dicen que puedes aceptar a Jesús como Salvador sin comprometerte con Él como Señor. ¡Pero la secuencia siempre está vinculada! La experiencia cristiana es una serie de pasos hacia la intimidad. Dios nunca tiene la intención de que ningún creyente, una vez salvo, se detenga antes del compromiso y el compañerismo completos.
Qué estímulo es esto. Sí, es emocionante conocer a Jesús como Salvador. Pero la salvación es el comienzo, no el final, de nuestro viaje hacia Dios. Solo mientras tú y yo sigamos caminando hacia Él, dando pasos diarios de compromiso y obediencia, descubriremos la plenitud del gozo que promete conocer a Jesús.
Aplicación personal
Piense en la fe cristiana como un viaje hacia la intimidad. ¿Qué tan avanzado estás en el viaje? ¿Qué necesitas hacer para dar el siguiente paso?
Cita
“Aspiren a Dios con efusiones breves pero frecuentes del corazón; admira Su generosidad; invoca Su ayuda; arrójate en espíritu al pie de su cruz; adora su bondad; trata con él de tu salvación; dale toda tu alma mil veces al día. ”- Francis de Sales