La depravación espiritual del hombre (Romanos 3:10) – Sermón Bíblico

Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, él fue creado dotado de una capacidad moral. Sin embargo, cuando el hombre pecó, perdió la imagen de Dios y corrompió su naturaleza. El hombre atrajo sobre sí y todos los males que se derivan del pecado. Desde entonces el hombre es incapaz de hacer lo bueno y no puede por sí mismo elevarse en busca de su salvación: «Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.» (Romanos 5:12)

A esta condición humana es a la que se le llama depravación espiritual; por cuanto el hombre se encuentra totalmente incapacitado de hacer el bien. La depravación espiritual, es una conducta errada, nociva y degenerada, que se expresa en nuestro comportamiento. Debido a esa corrupción imposible para el hombre acercar o tener una relación con un Dios santo: «La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad.» (Romanos 1:18).

La relación original del hombre con Dios se rompió y nuestra naturaleza entera fue contaminada. Como resultado de la Caída del hombre, ningún individuo puede hacer nada que merezca la salvación o la vida eterna a los ojos de Dios.

¿Qué fue afectado por la Caída? La mente, la conciencia, el corazón o el ser interior estaban todos corruptos espiritualmente. ¿Qué tan lejos cayó el hombre? La Biblia nos dice que cuando el hombre cayó en pecado, cayó hasta el fondo y allí yace desesperadamente perdido, ciego y espiritualmente muerto, incapaz de ayudarse a sí mismo.

La Biblia pone énfasis en la ira de Dios como una oposición fuerte y firme a todo lo que es malo. Esta santidad proviene de la misma naturaleza de Dios. Él es un Dios santo y justo.

Pero a pesar de nuestra rebelión contra Dios, su gracia y misericordia pudo más que su ira, él nos ofreció a través de la muerte expiatoria de su hijo Jesucristo, una salida, una reconciliación con él, nos dio la oportunidad de ser libres del pecado que nos oprimía y nos levantó con él, por un hombre entro el pecado en el mundo y por un hombre fuimos salvos de la condenación: «Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Así que, como por la trasgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.» (Romanos 18-19)