«Y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él» (1 Juan 3:22)
¿Porque es tan importante obedecer a Dios?
En el Antiguo Testamento en el libro de Deuteronomio, encontramos que, si guardamos sus mandamientos, él nos pondrá por encima de todas las naciones: «Acontecerá que, si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.» (Deuteronomio 28:1).
En el Nuevo Testamento vemos en el evangelio de Juan, que Jesús mencionó a sus discípulos que el que lo ama, guardará, “obedecerá” su palabra: «Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él» (Juan 14:23).
Y en Santiago encontramos que no sólo debemos oír su palabra, sino también ponerla en práctica: «Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos» (Santiago 1:22).
Dios nos llamó a obedecerlo, y la única forma de hacerlo es guardado sus mandamientos. Ya no podemos andar bajo nuestros propios juicios, ahora debemos andar bajo la dirección de Dios, utilizando su palabra como nuestras directrices, convirtiéndola en principios que rigen nuestra vida.
Tengamos el mismo sentir y la misma disposición que Jesús. Él siempre tuvo la actitud de obedecer a Dios, él era “No sea como yo quiero, sino como tú”: «Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú» (Mateo 26:39). Ese es el sentir que nos dice la Palabra de Dios que debemos de tener.
No como nosotros queramos, sino como Dios quiere. Mantenga su corazón sensible a la dirección del Espíritu Santo, dedique un tiempo a la palabra de Dios para que sepa cuál es la voluntad de Dios para su vida. Es su responsabilidad amar y obedecer a su Maestro.