Sea como el recaudador de impuestos, no como el fariseo
EL PÚBLICO OBJETIVO
A algunos que confiaban en su propia justicia y menospreciaban a los demás, Jesús les contó esta parábola (v. 9).
Esta parábola fue dirigida a las personas JUSTAS.
LOS CARACTERES
“Dos hombres subieron al templo a orar, uno fariseo y el otro recaudador de impuestos” (v. 10).
· Los fariseos eran ADMIRADOS como hombres santos.
“En el mundo de Jesús, los fariseos eran el grupo más popular de líderes judíos. Fueron ampliamente admirados por los agricultores y pescadores comunes, la llamada gente de la tierra. Los fariseos eran descendientes de un movimiento de reforma del judaísmo de mediados del siglo II a. C. Su objetivo era contextualizar la ley de Moisés, actualizarla y aplicarla en todos los ámbitos de la vida moderna, para que el pueblo de Dios supiera cómo ser obedientes en cada situación en la que se encontraran, con la menor cantidad de áreas grises posibles” (Craig Blomberg, Preaching the Parables, p. 159).
· Los recaudadores de impuestos fueron DESPRECIADOS como traidores.
“El judío promedio creía que los recaudadores de impuestos se habían vendido al enemigo al trabajar para las fuerzas romanas de ocupación, un imperio que Dios había prometido destruir un día. En general, el judaísmo en ese momento tendía a excluir a los que llamamos «abajo y fuera»: los pobres, los enfermos (particularmente los leprosos), así como a los miembros de otros grupos étnicos como los samaritanos y los gentiles. Los recaudadores de impuestos eran la única categoría bastante acomodada del pueblo judío que estaba igualmente condenada al ostracismo. Podría llamarlos ‘arriba y afuera’” (Blomberg, p. 159).
LA ORACIÓN DEL ORGULLOSO FARISEO
“El fariseo se puso de pie y oró acerca de sí mismo: ‘Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, malhechores, adúlteros, ni siquiera como este recaudador de impuestos. Ayuno dos veces por semana y doy la décima parte de todo lo que gano’” (vv. 11-12).
El fariseo santurrón confiaba en sus propios LOGROS.
El fariseo comienza su oración con acción de gracias, pero no menciona los actos de Dios, sólo los suyos propios.
La persona santurrona se compara con los demás en lugar de con Dios.
“¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Das la décima parte de tus especias: menta, eneldo y comino. Pero has descuidado los asuntos más importantes de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad. Deberías haber practicado lo segundo, sin descuidar lo primero. ¡Guías ciegos! Cuelgas un mosquito pero te tragas un camello.
“¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Limpias el exterior de la copa y del plato, pero por dentro están llenos de codicia y desenfreno. Fariseo ciego! Limpia primero el vaso y el plato por dentro, y luego también quedará limpio por fuera.
“¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Sois como sepulcros blanqueados, que por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera parecéis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de maldad” (Mateo 23:23-28).
LA ORACIÓN DEL HUMILDE COLECTOR DE IMPUESTOS
“Pero el recaudador de impuestos se mantuvo a distancia. Ni siquiera miraba al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: ‘Dios, ten misericordia de mí, pecador’” (v. 13).
El recaudador de impuestos arrepentido estaba desesperado por la MISERICORDIA de Dios.
SEA COMO EL RECAUDATOR DE IMPUESTOS
“Os digo que este hombre, antes que el otro, se fue a su casa justificado delante de Dios. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido” (v. 14).
Después de esto, Jesús salió y vio a un recaudador de impuestos llamado Leví sentado en su puesto de impuestos. “Sígueme”, le dijo Jesús, y Levi se levantó, lo dejó todo y lo siguió.
Entonces Leví hizo un gran banquete para Jesús en su casa, y una gran multitud de recaudadores de impuestos y otros comían con ellos. Pero los fariseos y los maestros de la ley que pertenecían a su secta se quejaron a sus discípulos: «¿Por qué comes con publicanos y ‘pecadores’?»
Jesús les respondió: “No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” (Lucas 5:31-32).
1. La justicia propia es una gran BARRERA para la aceptación ante Dios.
Los fariseos pensaban que eran “sanos” (morales).
ILUSTRACIÓN: Un corredor en forma muere de un infarto mientras corre.
2. El ARREPENTIMIENTO humilde trae aceptación ante Dios.
Jesús les dijo: “De cierto os digo, los recaudadores de impuestos y las prostitutas van a entrar en el reino de Dios antes que vosotros. Porque Juan vino a vosotros para mostraros el camino de la justicia, y no le creísteis, pero sí los recaudadores de impuestos y las prostitutas. Y aun después de haber visto esto, no se arrepintieron ni le creyeron” (Mateo 21:31-32).
Los recaudadores de impuestos sabían que estaban “enfermos” (pecadores).
3. Debemos mostrar COMPASIÓN a personas como los recaudadores de impuestos.
Ahora los recaudadores de impuestos y los «pecadores» se estaban reuniendo para escucharlo. Pero los fariseos y los maestros de la ley murmuraban: “Este a los pecadores recibe y come con ellos” (Lucas 15:1-2).
Los enemigos de Jesús lo llamaron “amigo de publicanos y de pecadores” (Lucas 7:34). Incluso llamó a un recaudador de impuestos para que fuera uno de sus doce discípulos.