Introducción
El apóstol Pablo en su carta a los hermanos de la iglesia de Roma, en el capítulo 6, les escribió claramente sobre la diferencia que existe entre el pecado en el que vivíamos y la gracia que hemos recibimos cuando llegamos a Cristo. Él dice que, si hemos muerto al pecado, ya no podemos regresar a él, pues fuimos justificado por Cristo. Entonces no hay razón para seguir en los viejos caminos, porque somos nuevas criaturas.
Continúa diciendo que la paga del pecado es la muerte, pero la santificación de Dios, trae como consecuencia la vida eterna. Entonces él nos pregunta: «¿Perseveraremos en el pecado?», en ninguna manera, porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?.
Aspectos esenciales sobre el pecado y la justicia de Dios Romanos 6:20-23
- Vivíamos en el pecado, pero no teníamos condenación. «Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia…» (Romanos 6:20).
- Fuimos liberados de la condenación, vivimos en santificación y ahora tenemos la vida eterna en Cristo. «Más ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.» (Romanos 6:22).
- El pecado trae la muerte, más la gracia de Dios es vida. «Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.» (Romanos 6:23).
Conclusión
Somos nuevas criaturas en Cristo, fuimos justificados, redimidos por su obra expiatoria. Ya no hay razón para volver atrás, para seguir en el pecado, disfrutando de sus placeres, que sólo nos lleva a la muerte.
Antes éramos esclavos del pecado, engañado, y estando en él solamente cosechábamos vergüenza y muerte. Pero fuimos liberados del pecado, ahora somos siervos de Dios, que florecen y dan fruto a su tiempo y en el señor.