«Antes ustedes eran esclavos del pecado, pero, gracias a Dios, ahora obedecen de todo corazón la enseñanza que les hemos dado. Ahora son libres de la esclavitud del pecado y se han hecho esclavos de la vida recta» (Romanos 6:17)
Jesús nos justificó delante del Padre, él nos quitó la condenación del pecado, somos libres por la gracia de Dios, ya no somos esclavos del pecado, ahora tenemos una opción; ya no tenemos que obedecer al pecado. La biblia nos dice que todo a aquel, que decide obedecer se convierte en esclavo y está en nosotros decidir a quien obedecemos: «¿No se dan cuenta de que uno se convierte en esclavo de todo lo que decide obedecer? Uno puede ser esclavo del pecado, lo cual lleva a la muerte, o puede decidir obedecer a Dios, lo cual lleva a una vida recta» (Romanos 6:19).
Nosotros decidimos ser obedientes a Dios, tener una vida recta, vivir en libertad, dejando de lado el pecado. Ya no podemos estar en él, fuimos hechos nuevas criaturas, no podemos volver al pasado y hacer las mismas cosas que hacíamos cuando estábamos en condenación, no podemos construir lo que ya hemos destruido, porque nos convertimos en transgresores: «Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago. Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios» (Gálatas 2:18-19)
Fuimos muertos por la ley en el pecado, más ahora tenemos vida, para vivir en Dios. Tenemos un nuevo amor, que nos exige lealtad y obediencia. Somos leales y obedientes porque lo amamos, porqué somos uno con Jesús quien resucito de los muertos, porque sólo en el podemos florecer y dar frutos: «Por tanto, hermanos míos, también vosotros fuisteis hechos morir a la ley por el cuerpo de Cristo, para que os unáis a otro, al que resucitó de los muertos, a fin de que demos fruto para Dios» (Romanos 7: 4).
Ahora son libres de la esclavitud del pecado