Porque no me avergüenzo del evangelio (Romanos 1:16) – Bosquejo Bíblico

Introducción

Pablo había estado orando por los hermanos cristianos de la iglesia en Roma, él había escuchado que eran un grupo de fe y sus acciones se había divulgado por todo el mundo, por esa razón había pedido en oración, tener la oportunidad de visitarlos para darles a conocer algunas enseñanzas y así poder confortarse mutuamente, pero su viaje, muchas veces había sido cancelado.

Pero en cuanto a él tiene todos los deseos de visitarlos y les menciona que pronto estará con ellos compartiéndoles el evangelio, porque nunca se avergonzó de él, porque es poder de Dios: «Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío, primeramente, y también al griego.» (Romanos 1:16).

Aspectos esenciales sobre la fe del justo Romanos 1:16-18

  1. Compartir las buenas nuevas de Jesucristo, no debe ser motivo de vergüenza, nuestra alianza con Dioses real. «Porque no me avergüenzo del evangelio…» (Romanos 1:16).
  2. La buenas nuevas traen poder, su esencia esta en el poder Dios, ellas salvan y transforman vidas. «…porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree…» (Romanos 1:16).
  3. Dios es justo, no hace acepción de personas. «…al judío, primeramente, y también al griego.» (Romanos 1:16).

Conclusión

Pablo nos da a entender que su ministerio, viene de Dios y glorifica a Dios, él menciona que no se avergüenza del evangelio, porque es poder de Dios y ese evangelio es para salvación, sólo a través de él, el ser humano puede alcanzar la salvación, no solamente para los judíos, sino para todas las personas.

La palabra «avergonzado» que usa, se traduce de la palabra griega epaischunomai, que significa «deshonrado» o «humillado personalmente». Ser epaischunomai es como el deshonor que rodea a una persona que se ha comprometido a una alianza del peor tipo, una que no es confiable, ridícula o francamente malvada.

Cuando Pablo dice que su confianza está en su alianza con Dios y es real y no lo decepcionará. No hay vergüenza en declarar su lealtad a Cristo porque su mensaje es bueno y verdadero.