¿Dirás «¿Quién sabe?» sobre la justicia y la muerte o creer en Jesús, que dijo: «Yo os digo la verdad»?
¡LA VIDA NO ES JUSTA!
Desde el mismo comienzo de Eclesiastés, el Predicador declara: “Todo es vanidad” (1:2). Esta es su evaluación de la vida “bajo el sol”. La vida bajo el sol podría describirse como una vida dedicada a las cosas creadas en lugar del Creador. “Aunque [la humanidad] conoció a Dios, no lo honraron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. […] Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a las criaturas antes que al Creador” (Romanos 1:21, 25). Este tipo de vida, al final, no tiene sentido.
El hombre está trabajando constantemente por “ganancia”, pero nunca está satisfecho. Siempre buscará “algo más” (más dinero, más placer, más tiempo, etc.). La vida bajo el sol está llena de vanidad, pero la vida a través del Hijo está llena de esperanza. Hay “algo más” a través de la fe en Jesucristo.
En 3:16-4:3, El Predicador se queja de dos problemas que ve “debajo del sol”:
• INJUSTICIA
Además, vi debajo del sol que en lugar de la justicia, aun había iniquidad, y en lugar de la justicia, aun había iniquidad (3:16).
• OPRESIÓN
Nuevamente vi todas las opresiones que se hacen bajo el sol. ¡Y he aquí, las lágrimas de los oprimidos, y no tenían quien los consolara! Del lado de sus opresores había poder, y no había nadie que los consolara (4:1).
VOLVER AL POLVO
Porque lo que les sucede a los hijos de los hombres y lo que les sucede a las bestias es lo mismo; como muere uno, así muere el otro. Todos tienen el mismo aliento, y el hombre no tiene ventaja sobre las bestias, porque todo es vanidad. Todos van a un solo lugar. Todos son del polvo, y al polvo todos vuelven (3:19-20).
¿Somos como los animales? No. (Pero cuanto más nos alejamos de la voluntad de Dios, más nos comportamos como animales: la supervivencia del más apto). Los humanos fueron creados a la imagen de Dios y se les ordenó tener dominio sobre los animales (Génesis 1:27-28).
Los humanos y los animales se parecen en un sentido: ambos MUEREN.
Después de que Adán y Eva pecaron, Dios le dijo a Adán: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; porque polvo eres, y al polvo volverás” (Génesis 3:19).
La muerte nos plantea dos grandes interrogantes:
• ¿Viviremos para ver JUSTICIA?
• ¿Viviremos DESPUÉS de la muerte?
No podemos ver lo que sucede después de la muerte. Cuando una persona muere, no podemos decir (con nuestros sentidos) lo que ha sucedido. ¿Es ese el final? ¿O ha dejado el espíritu el cuerpo para irse a otro lugar?
¿APOSTAR O CREER A JESÚS?
«¿Quién sabe?» vs. “Te digo la verdad.”
¿Quién sabe si el espíritu del hombre sube arriba y el espíritu de la bestia desciende a la tierra? (3:21).
“De cierto os digo que viene la hora, y ya ha llegado, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oyeren vivirán. Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así ha concedido al Hijo tener vida en sí mismo. Y le ha dado autoridad para juzgar porque es el Hijo del Hombre. No os asombréis de esto, porque viene la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz y saldrán; los que hicieron el bien resucitarán para vivir, y los que hicieron el mal resucitarán para ser condenados” ( Juan 5:25-27 NVI).
Jesús declara que habrá:
• RESURRECCIÓN
• JUICIO FINAL
“Está establecido que el hombre muera una sola vez, y después el juicio” (Hebreos 9:27).