Si mi pueblo se humilla perdonaré sus pecados y sanaré su tierra (2 Crónicas 7:14) – Sermón Bíblico

«Si se humilla mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados y sanaré su tierra» (2 Crónicas 7:14).

Dios lleno de misericordia estaba demostrando el amor que siempre le tuvo a su pueblo, a su rebano, dándoles una oportunidad para reconciliarse con él, les pedía que dejen la soberbia y se humillen. Lógicamente al decir “mi pueblo” se refería al pueblo de Israel: «Si se humilla mi pueblo…» (2 Crónicas 7:14).

Este término “Humilla”, no se refiere a la definición popular de “denigrar a alguien”, sino por el contrario se refiere a tener una “actitud humilde frente a alguien”.

Pero para que Dios quería que su pueblo se humille. Dios no sólo quería que su pueblo deje la soberbia, el orgullo y sea humilde delante de él, también tenía otras demandas para su pueblo.

Él quería que su pueblo, luego de humillarse, lo busque en oración y se convierta de sus malos caminos: «…sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos…» (2 Crónicas 7:14). La humildad trae como consecuencia, acciones, no es un término estático, sino dinámico, simplemente no te puedes humillar (ser humilde) y no demostrarlo.

Dios quería ver acciones concretas en su pueblo. El no sólo demandaba humildad, el también demandaba que su pueblo Israel, el cual invoca su nombre, lo busque en oración y se convierta de sus malos caminos.

Pero Dios no sólo demandaba acciones para que el pueblo de Israel las realizará, Él quería bendecirlos a través de esas demandas, esas demandas traían consecuencias positivas para ellos. Dios también dice, que, si su pueblo aceptaba esas demandas y las realizaba: «…entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados y sanaré su tierra» (2 Crónicas 7:14).

«Mi pueblo», hoy, en la actualidad, en nuestros tiempos ¿Dios todavía tiene un pueblo?, ¿Y quiénes son los que pertenecen a su pueblo?, por supuesto que sí, Dios todavía tiene un pueblo y ese pueblo es la iglesia, ese pueblo es el cuerpo de Cristo y está formado por las personas que alaban su nombre y hacen su voluntad.

Así como Dios demandó algunas cosas de su pueblo Israel, él también demanda lo mismo a su iglesia, al cuerpo de Cristo. Él quiere ver en ti y en mí, humildad. Quiere que nuestros corazones sean humildes, quiere que dejemos la soberbia y el orgullo, que lo busquemos en oración y que dejemos los malos caminos. Dios conoce nuestros corazones, no lo podemos engañar, él sabe las intenciones que tenemos y que ocultamos.