Somos templo de Dios, morada del Espíritu Santo (1 Juan 4:9) – Sermón Bíblico

«¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?» (1 Corintios 3:16).   

El apóstol Pablo en el capítulo 3 de la primera epístola a los Corintios, se dirige a los cristianos de Corinto, llamándoles la atención para que dejen las contiendas y los celos que existe entre ellos, algunos eran seguidores de Pablo y otros de Apolos, pero creían que los unos eran mejores que los otros.

A Pablo no le cayó muy bien estas contiendas y les explicó a los hermanos que dejen de estar en esos líos, como si fueran niños, ya que Pablo y Apolos eran simplemente pequeños colaboradores sin importancia de la obra de Dios, pero quien realmente importaba era quien da el crecimiento y ese es sólo Dios y que la piedra angular de la edificación era Cristo, de quien ellos predicaban.

Pero no sólo eso, también les dijo que nuestro cuerpo es como un templo santo edificado por Dios, el cual es morada del Espíritu Santo: «No saben que son templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en ustedes.»   La razón por la que el apóstol Pablo nos dice eso, es porque hemos sido redimidos por la muerte de Jesucristo y debido a la redención, somos nuevas criatura, por lo cual el Espíritu Santo, ha venido a morar en nosotros.

Así como en el Antiguo Testamento, el tabernáculo y el templo fueron entregados enteramente para la morada de Dios, en el Nuevo Testamento podemos ver que, el renacido en Dios, ahora es templo del Espíritu Santo.

El redimido, el nacido de nuevo, debe consagrar su vida entera a Dios. Desde que llegamos a los pies de Cristo, nuestros cuerpos son moradas del Espíritu Santo, son templos sagrados para el Señor.  Pablo nos ruega a presentar nuestro cuerpo en sacrificio vivo: «Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional» (Romanos 12:1).   

Desde que el ser humano entrega su vida a cristo, automáticamente el Espíritu Santo viene ha habitarlo. El hombre se convierte en un recinto sagrado, sin mancha. La biblia nos dice que el Espíritu que levanto a Jesús de los muertos, vivificara nuestros cuerpos: «Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros» (Romanos 12:1).